Un joven arquero que había ganado muchos torneos se atrevió a retar a un maestro Zen que era famoso por su destreza con el arco. El joven mostró una gran técnica cuando acertó en el centro del blanco en su primer tiro. Su segundo tiro fue igual de perfecto y le dijo al anciano: ¡Ahí tiene! ¿Puede hacer lo mismo? El maestro no se inmutó y no cogió su arco. Le hizo una señal para que lo siguiera a la montaña. El joven se preguntó qué quería el viejo y lo acompañó hasta que llegaron a un abismo profundo cruzado por un tronco débil y tambaleante. El viejo maestro caminó con calma hasta el centro del puente frágil y peligroso, eligió un árbol lejano como blanco, sacó su arco y disparó un tiro certero y directo. Ahora le toca a usted, - le dijo mientras volvía con elegancia a tierra firme. El joven miró con horror el vacío sin fondo y no pudo obligarse a caminar sobre el tronco, mucho menos disparar al blanco. Usted tiene mucha habilidad con su arco, - dijo el maestro, viendo el apuro ...
Hola, este es Bing. Te ayudaré a reescribir el texto. Aquí tienes una posible versión: Un día, un alumno curioso le preguntó a su maestro: Maestro, ¿no te enfrentas nunca a problemas difíciles o sin solución? No comprendo cómo siempre dices: “Todo va bien, todo está bien”, cuando te enteras de algún inconveniente o te ocurre alguna dificultad. El maestro le sonrió y con una mirada serena le dijo: Es que cuando todo va bien, va bien. Pero, ¿por qué? ¿Cómo puede ser que siempre todo vaya bien? -preguntó incrédulo y un poco molesto el alumno. El maestro le respondió: Porque cuando no puedo resolver una situación en el exterior, la resuelvo en mi interior, cambiando mi forma de ver esa situación. Simplemente hago o arreglo todo lo que depende de mí, y lo que no puedo cambiar lo acepto y me adapto a ello. Ningún ser humano puede controlar todos los escenarios o situaciones externas que se le presentan, pero sí puede aprender a controlar su forma de actuar y sentir ante ellas. Por eso,...